Históricamente, recurrir a apoyo profesional por temas relacionados por la salud mental ha sido considerado un tabú, un hecho merecedor de estigma. Sin embargo, con el paso de las décadas ha ido normalizándose, por una buena razón: todo el mundo puede necesitar ir al psicólogo eventualmente, y por otro lado, la psicoterapia funciona.

Por tanto, acudir a terapia es un acto de inteligencia y de valentía, ya que en muchas ocasiones la persona que necesita ayuda no es consciente de que tiene el problema o evita afrontar la realidad. Muchas personas desconocen aún en qué momento deberían pensar en acudir a un psicólogo, sobre todo por las falsas creencias sobre qué es la psicoterapia y a quién va dirigida.

Un psicoterapeuta es un profesional de la salud mental especializado en las áreas cognitiva (pensamiento), afectiva (emociones) y comportamental (conducta), y que te puede ayudar a empoderarte frente a las circunstancias del día a día y a mejorar tu calidad de vida.

Es importante saber en qué sentido este trabajo es beneficioso para los pacientes. Por eso, aquí podrás encontrar un resumen sobre los beneficios que aporta la terapia psicológica.

1. Te ayuda a sentirte mejor

Al enfrentar junto a un psicoterapeuta aquellos problemas que te causan dolor o malestar, y poder hablar con confianza y con libertad sobre uno mismo a alguien que no te juzga sobre tus sentimientos y tus experiencias reprimidas, estás dejando expresar tus pensamientos y sensaciones ocultos, lo cual es beneficioso para el bienestar.

Cuando le expresas cómo te sientes y liberas tu carga emocional, te sientes aliviado. Esto se conoce como catarsis, una palabra griega que se refiere a purificación y es usada en psicología para explicar el proceso de liberación de las emociones negativas.

2. Te enseña herramientas para manejar conflictos

Los conflictos son algo normal en la vida de las personas y, en muchas ocasiones, son necesarios para el crecimiento personal o la convivencia con otros individuos. Las sesiones de psicoterapia te enseñan nuevas maneras (más adaptativas) de solucionar problemas.

Además, te puede ayudar a percibir los conflictos de forma distinta, para que te afecten menos y seas capaz de relativizar la importancia de las situaciones tensas. De esta manera, tu forma de adaptarse a las circunstancias novedosas del día a día será mucho mejor y, en general, tendrás menos dificultades en tus relaciones personales o incluso en el ámbito profesional.

3. Te ayuda a cambiar las creencias limitantes

Con nuestras creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo de mundo. Una misma situación puede ser vivida de forma distinta por cada persona. Las creencias nos ayudan en definitiva, a simplificar el mundo que nos rodea, y son interpretaciones de la realidad y no hechos constatados.

Algunas creencias son desadaptativas o limitantes y es necesario corregirlas, pues éstas no son innatas, las vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida. Por ello, el psicólogo puede ayudarte a identificarlas, analizarlas, ponerlas a prueba y modificarlas.

4. Te ayuda a vivir en armonía contigo mismo y con los demás

La introspección que se lleva a cabo al asistir a terapia te permite conocerte mejor y superar, por ejemplo, una crisis existencial. Además, la psicoterapia es efectiva para los problemas laborales (burnout, estrés, etc.) o los problemas de pareja.

Por tanto, la terapia psicológica puede ayudarte a solucionar este tipo de problemas, y es beneficiosa para encontrarte a ti mismo y para relacionarte con los demás de manera más efectiva. Esto va a afectar positivamente a tu salud mental, y te permitirá encontrar la paz interior y el bienestar.

7. Te ayuda a conocerte

En psicoterapia, se pasa por el proceso de cuestionarnos aquello que creíamos saber de nosotros mismos. Es decir, que en las sesiones con el psicólogo se crea un contexto de autoconocimiento.

Esto no solo es estimulante desde un punto de vista existencial; además, ayuda a detectar patrones de comportamiento problemáticos y determinadas emociones importantes, para saber gestionarlas y canalizarlas bien sin que nos compliquen el día a día.

Además, varias de las técnicas aplicadas conllevan seguir una serie de pautas para, en el día a día, acostumbrarnos a ir siendo conscientes de las diferentes maneras en las que nuestros problemas nos hacen sentir, aquello que nos conducen a pensar, y cómo y cuándo surgen estas formas de malestar.